FÚTBOL, PASIÓN DE MULTITUDES
Fútbol…bañado en pasión y también desenfreno irracional, es en la actualidad un espectáculo que invita a la alegría de quienes ganan pero en contraposición, está impregnado de impaciencia de quienes pierden y el deseo de poder que otros grupos minoritarios, pero no menos importantes, canalicen estos sentimientos por medio de la bronca, y finalmente, la violencia.En tanto, el hincha argentino es visto en el exterior como el gran actor de nuestro fútbol. Es el que más alienta, el que más espectáculo da. Se habla más de la pasión del hincha que de la calidad del juego.
Es que hoy en día, el deporte (especialmente el fútbol) es uno de los pocos fenómenos que mueve aún masivamente a los individuos; los mueve en intereses y condiciones sociales irracionales. Sin embargo, la nada pasional es la estadística que no para de actualizar datos escalofriantes, con las más de 150 víctimas fatales que deja al descubierto el ambiente futbolístico; quedando muy lejas (y olvidadas) aquellas dos primeras víctimas fatales de un Lanús-Boca de 1939. Ante la carencia de identidad social y del vacío racional, los hinchas hacen uso de actitudes incontroladas y de pasiones ciegas que arremeten contra el otro equipo, sin respetar la convivencia en medio de las diferencias sociales, económicas, políticas.El tema fundamental (y preocupante), es que los barrabravas modernos han convertido lo que alguna vez fue pasión por un club en una verdadera profesión. Que no requiere títulos oficiales, que tiene un alto grado de riesgo y que, en muchos casos, está bien remunerada. Entonces, los que el sábado o domingo son barrabravas futboleros, en la semana pasan a ser mercenarios que se venden al candidato que más pague. Porque el fútbol hoy en día esta íntimamente relacionado con la política, y muchos de los barrabravas, son hartos conocidos y recurrentes en más de una manifestación. La realidad es que poco les importa, en verdad, las cuestiones ideológicas: los muchachos hasta aprenden a cantar, aunque desentonada, la marchita del partido que los mande a llamar.El “aguante” se ha privatizado gracias a los propios dirigentes de los clubes y a los referentes políticos que recurren permanentemente a sus servicios de protección y aprietes. ¿Hace falta meterle miedo al DT para que se vaya? Marche una amenaza por acá. ¿El intendente necesita gente para un acto? Vamos todos para allá. ¿Hay una forma de callar críticas contra el manejo fraudulento de los clubes? Sí, haciendo participar a los muchachos.
La actual estructura está colapsada. Ante este panorama, es un milagro que no tengamos más tragedias por fecha. ¿Soluciones? Con educación, se atacan las causas de este drama. Llevará mucho tiempo, es una cuestión de largo plazo. Aquí sí se demanda una urgente intervención del Estado y de la AFA. Nuevas leyes, reestructuración del fútbol y voluntad política para llevar adelante las reformas. Esperamos que el fútbol vuelva a ser esa fiesta en donde se congregaba toda la familia y se compartía un sentimiento común: el verdadero amor por la camiseta. Mientras tanto, aguante y téngase fe.
Es que hoy en día, el deporte (especialmente el fútbol) es uno de los pocos fenómenos que mueve aún masivamente a los individuos; los mueve en intereses y condiciones sociales irracionales. Sin embargo, la nada pasional es la estadística que no para de actualizar datos escalofriantes, con las más de 150 víctimas fatales que deja al descubierto el ambiente futbolístico; quedando muy lejas (y olvidadas) aquellas dos primeras víctimas fatales de un Lanús-Boca de 1939. Ante la carencia de identidad social y del vacío racional, los hinchas hacen uso de actitudes incontroladas y de pasiones ciegas que arremeten contra el otro equipo, sin respetar la convivencia en medio de las diferencias sociales, económicas, políticas.El tema fundamental (y preocupante), es que los barrabravas modernos han convertido lo que alguna vez fue pasión por un club en una verdadera profesión. Que no requiere títulos oficiales, que tiene un alto grado de riesgo y que, en muchos casos, está bien remunerada. Entonces, los que el sábado o domingo son barrabravas futboleros, en la semana pasan a ser mercenarios que se venden al candidato que más pague. Porque el fútbol hoy en día esta íntimamente relacionado con la política, y muchos de los barrabravas, son hartos conocidos y recurrentes en más de una manifestación. La realidad es que poco les importa, en verdad, las cuestiones ideológicas: los muchachos hasta aprenden a cantar, aunque desentonada, la marchita del partido que los mande a llamar.El “aguante” se ha privatizado gracias a los propios dirigentes de los clubes y a los referentes políticos que recurren permanentemente a sus servicios de protección y aprietes. ¿Hace falta meterle miedo al DT para que se vaya? Marche una amenaza por acá. ¿El intendente necesita gente para un acto? Vamos todos para allá. ¿Hay una forma de callar críticas contra el manejo fraudulento de los clubes? Sí, haciendo participar a los muchachos.
La actual estructura está colapsada. Ante este panorama, es un milagro que no tengamos más tragedias por fecha. ¿Soluciones? Con educación, se atacan las causas de este drama. Llevará mucho tiempo, es una cuestión de largo plazo. Aquí sí se demanda una urgente intervención del Estado y de la AFA. Nuevas leyes, reestructuración del fútbol y voluntad política para llevar adelante las reformas. Esperamos que el fútbol vuelva a ser esa fiesta en donde se congregaba toda la familia y se compartía un sentimiento común: el verdadero amor por la camiseta. Mientras tanto, aguante y téngase fe.
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